Tradiciones de Viernes Santo

Miniatura Armenia
Perforando los ojos de Judas

Por el Profesor Sergio Kniasian

Dentro de la Semana Santa, el Viernes Santo (en armenio Avák Urpát) es un día especial. Se lo considera día de luto. La gente acude a la iglesia, donde se realizan las ceremonias acordes, mientras que durante el transcurso del día se llevan a cabo toda una serie de prácticas tradicionales populares relacionadas con Judas.

Este día era costumbre que las mujeres de la casa no hicieran ningún trabajo de costura o bordado, es decir, ninguna actividad o labor en la que se usara agujas. Sin embargo, no olvidaban pinchar varias veces con alguna aguja cualquier trozo de tela o ropa. De igual modo, los niños más pequeños, armados con sendas agujas, escarbaban el suelo. En ambos casos el uso de agujas tenía la intención de perforar los ojos de Judas, que con esta "tortura" colectiva pagaba en parte la traición hacia su maestro.




Siguiendo la usanza tradicional el Viernes Santo nadie saludaba utilizando el beso, tan característico de los saludos armenios en general, también se evita besar con cualquiera de las intenciones habituales. Esto surge del hecho de que Judas delató a Cristo a los romanos con un beso en su mejilla.

Es interesante tener en cuenta que, en muchas regiones de Armenia, el habla popular también conoce el Viernes Santo como Hutaí Urpát, es decir “Viernes de Judas”.



Ese día, todos los niños inundaban los patios, calles y plazas practicando el juego llamado hol, es decir el trompo. Este juego de habilidad muy difundido en Armenia, consta de un juguete confeccionado generalmente con madera, de forma esferoidalcónica y terminado con una púa de metal. Para hacerlo funcionar se enrolla en su superficie un cordel largo y sosteniendo la punta, se arroja hacia el piso con un movimiento brusco. Como consecuencia se produce un movimiento de rotación sobre su eje a gran velocidad, quedando el juguete en equilibrio sobre la punta metálica mientras gira. La práctica masiva del hol el Viernes Santo tenía la intención simbólica de sacarle un ojo a Judas cada vez que el trompo caía con su punta metálica sobre la tierra. De esta manera, los niños “torturaban” a Judas mientras jugaban.

El Viernes Santo por la noche, la gente participa de la ceremonia que se realiza en la iglesia, donde se ha preparado una construcción especial que simboliza la tumba de Cristo. Los que asisten llevan flores y ramos que depositan allí y tras la ceremonia vuelven a sus casas llevando consigo alguna flor que han retirado del mismo lugar. Una vez en el hogar, todos comparten la mesa donde indefectiblemente se sirve vosbabúr, es decir, sopa de lentejas, que suele comerse agregándole unos chorritos de vinagre.



El vinagre es en recuerdo de cuando Cristo crucificado pidió que calmaran su sed, como respuesta, un soldado romano con gran cinismo le acercó una esponja en la pinta de una lanza, embebida con vinagre en vez de agua, agravando más su agonía.

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