🔸 Tradiciones de Vartavár ~ Վարդավառ 🔸

Minuatura Transfiguración
Tradiciones de Vartavár

Por el Profesor Sergio Kniasian

Una de las festividades más coloridas de la tradición armenia es sin duda la de Vartavár. El Vartavár corresponde a la conmemoración anual de la Transfiguración de Cristo, sin embargo, las tradiciones populares en las que se enmarca tienen mayor relación con la recordación del Diluvio Universal y el Arca de Noé que con la festividad oficial que establece la Iglesia. El hecho de la Transfiguración lo narran los apóstoles Mateo, Marcos y Lucas coincidiendo los tres en que Cristo condujo a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan hasta una montaña alta y apartada, el monte Tabor, que durante su oración el rostro de Jesús resplandecía como el sol y sus vestiduras ofrecían una blancura deslumbradora, que Moisés y Elías aparecieron y hablaron con Jesús sobre lo que le tocaría sufrir; y que ellos a su vez fueron rodeados por una nube brillante de la que salió una voz que dijo: “He aquí mi hijo muy amado, en quien tengo mi complacencia, escuchadle.”


Miniatura armenia que retrata a Jesús, con Pedro, Santiago y Juan en el monte Tabor.



Rosas


De la relación del hombre con la naturaleza que lo rodea, ha nacido su particular trato respecto de algunos de sus representantes como ser las flores, que tras cautivarlo, lo han llevado a incluirlas en las particularidades de su vida diaria, en sus manifestaciones artísticas, expresiones religiosas y rituales de toda índole. Las flores también han llegado a ser símbolos nacionales, representando a tal o cual país como el ceibo argentino, el ipe amarelho de Brasil, el cardo escocés, el tulipán holandés o la amapola roja de Armenia.

Si bien la amapola como símbolo armenio ha trascendido, entre otras, gracias a una hermosa danza llamada justamente “Amapolas” (“Gagachnér”. Música de Jachadúr Avedisian, coreografía de Vanúsh Janamirian) y las obras de decenas de artistas plásticos como los pintores de la talla de Mardirós Sarian o Minás Avedisian, la rosa sin tener la pretensión de símbolo nacional, está incorporada a la tradición folklórica desde hace siglos. La rosa se nos presenta como símbolo del amor, con sus dos facetas: la hermosura por un lado y las espinas por el otro.


Rosas.



Como tal, ha sido parte de innumerables obras poéticas que –como canciones- fueron difundidas por los trovadores populares llamados ashúj. Junto con esta flor aparece siempre la figura del ruiseñor (sojág), que representa a su vez al hombre y en estas canciones en particular, a los propios ashúj. Como dicen las leyendas, estos hombres se convirtieron en músicos errantes por amores desdichados. Por ello, el tema principal de su canto era el amor.

Sin embargo, cabe preguntar por qué la rosa representa el amor y no otra flor de los cientos que abundan en el país del Ararat. La respuesta nos viene de la más remota antigüedad, desde el período precristiano, es decir, de no menos de 2000 años atrás. En esas épocas, el panteón armenio contaba con un sinnúmero de dioses y diosas que según la concepción de la gente regían la vida misma del país y sus habitantes. Una de las principales deidades era Astjíg, diosa de la belleza y el amor, que tenía un renombrado templo en la provincia de Darón.


Diosa Astjíg.


A esta diosa estaba dedicada la rosa, es más, la diosa misma era llamada vartamádên “la de los dedos de rosas”. Evidentemente, la flor de Astjíg terminó absorbiendo las cualidades de la diosa: la belleza y el amor, y retuvo este simbolismo durante siglos, hasta llegar a la actualidad.


Diosa Astjíg.


Con el tiempo, el cristianismo desplazó el culto a los antiguos diosas, sin embargo, muchas festividades paganas se amoldaron a nuevas del cristianismo. De esta manera, la “Festividad de la Transfiguración de Cristo” se unió al antiguo Vartavár “Festividad de las rosas” de Astjíg. Sin embargo, el culto de Astjíg pasó al olvido, pero tanto el nombre de la festividad como el hecho de regalarse rosas en ese día quedó como tradición folklórica.


Diosa Astjíg.


Agua


En la festividad de Vartavár hasta hoy en día, además de regalarse rosas se acostumbra rociarse unos a otros vartachúr “agua de rosas” que en círculos juveniles y en las zonas rurales deriva en verdaderas batallas campales con agua similares al carnaval de occidente. Además, se organizan divertidos juegos en los que participan niños, jóvenes y hasta adultos, donde el arrojarse agua unos a otros es una constante y hasta un símbolo del día en cuestión. El origen de estos juegos responde, según la tradición armenia, a una recomendación del patriarca Noé, quien tras bajar del monte Ararat ordenó a sus hijos arrojarse agua una vez por año para mantener vivo el recuerdo del Diluvio.


Se tiran agua unos a otros recordando la tradición del día.



Armenia es un país íntimamente relacionado con la historia bíblica del Diluvio, innumerables localidades son eco mismo de este relato y sus protagonistas. En primer lugar, se encuentra el mismísimo monte Ararat, donde descendió el arca de Noé. El Ararat se ha convertido a través de los siglos en el símbolo de Armenia, siendo evocado en innumerables cánticos, poemas, leyendas, narraciones, etc. Su representatividad se evidencia también pues llevan su nombre periódicos, revistas, orquestas, coros, grupos de danza tradicionales, equipos deportivos, clubes sociales y hasta figura en el centro del escudo del país.


La cumbre más alta es el Ararat. Hoy en día del lado turco pero siempre perteneció a los armenios.



Además del Ararat toda una serie de puntos geográficos se conectan, a través de explicaciones populares de sus nombres. He aquí un puñado de ejemplos:

🔹 El poblado de Agorrí, que significa: “(donde Noé) plantó el sauce”.

🔹 La ciudad de Najicheván, que es la localidad más antigua de Armenia, fundada por Noé en el año 3669 antes de Cristo y donde fue enterrado tras su muerte. La tumba de Noé estuvo en pie hasta 1930, cuando los turcos-azeríes la destruyeron. “Najicheván” significa “primer refugio”.

🔹 La localidad de Maránd, “la madre (está sepultada) aquí”, refiriéndose a la esposa del patriarca.

🔹 El monte Nêbád, antiguamente Noiabád.

🔹 La localidad de Akulís, “llena de viñedos”, que plantara el mismo patriarca.

🔹 Ereván, la capital de Armenia, cuyo nombre se derivó de la exclamación de Noé, ¡iereváts!, es decir “tierra a la vista”, por ser el primer lugar de tierra firme libre de las aguas que vio Noé tras el Diluvio.



Palomas


Una de las tradiciones armenias poco conocidas es la suelta de palomas “agavní têrtsênél” del día de Vartavár. La multitud se reúne en los templos y tras el oficio religioso se dirige a los terrenos adyacentes o al patio mismo de la iglesia, donde se realiza la suelta de palomas que los particulares han criado o adquirido con anticipación. La suelta de palomas es una especie de madágh donde no se sacrifica al animal; encierra en sí un profundo significado de acción de gracias al Creador y a la vez es un claro recuerdo de la paloma que soltó Noé tras los cuarenta días del Diluvio Universal. Cabe destacar que el mismo día, dentro de la iglesia también se realiza la suelta de una o dos palomas.


Paloma haciendo alusión a la que regresó a Noé con una ramita en vista de tierra.

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