Tradiciones de Jueves Santo

Miniatura Armenia
Celebración del Vodënlëvá o Lavado de los Pies

Por el Profesor Sergio Kniasian

Una de las ceremonias más significativas de la Semana Santa es el Vodënlëvá, durante la cual el sacerdote lava los pies de doce fieles como símbolo de humildad luego una manteca en forma de cruz sobre los pies lavados, siguiendo aquella costumbre oriental por la que, respeto a las visitas y como gesto de exquisita hospitalidad no sólo se le lavaban los pies sino que se los frotaba con óleos aromáticos.

El Vodënlëvá o lavado de pies, es un gesto simbólico lleno de expresividad que imita la acción de Jesús, quien se arrodilló frente a sus discípulos y les lavó los pies uno a uno como ejemplo de amor y humildad. Gesto ciertamente inusitado en nuestro mundo de hoy, pero con una expresiva intención de mostrar la actitud de servicio y humildad que deben tener los hombres, en especial los que ejercen la autoridad.



La escena del lavatorio acaba con la lectura del siguiente fragmento del Evangelio de San Juan donde Jesús predica: “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque de verdad lo soy. Si yo pues, les he lavado los pies, siendo su Señor y Maestro, también deberán ustedes lavarse los pies unos a otros. Porque yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan también como yo he hecho.” (San Juan 13, 14-15)

En la antigüedad el lavado de pies, sin llegar a ser oficio exclusivo de esclavos, siempre suponía una humilde sumisión por parte del que realizaba ese gesto. En el caso de Cristo, era evidente el cambio de, que provocó la extrañeza y la oposición de Pedro: el que era Maestro y Señor se ponía a lavar los pies de sus discípulos.



Ceremonia de Javarúm


Tras la puesta del sol, aproximadamente a las 19 hs. se lleva a cabo la ceremonia de Javarúm (Oscurecimiento), uno de los rituales de mayor recogimiento y sensibilidad de la tradición armenia, que revive el recuerdo del padecimiento de Cristo.

Para el oficio nocturno, también llamado “Noche de Tinieblas”, se colocan delante del telón cerrado del altar 12 velas y en medio un cirio o vela de mayor tamaño. Durante la ceremonia se leen los siete pasajes evangélicos que tratan sobre la oración de Cristo en el jardín Guetsemaní, la llegada de Judas, su traición, la detención de Jesús, su juicio, la renegación del apóstol Pedro, etc., que son a la vez descriptivos y de exhortación. Tras la lectura de cada fragmento se apaga por orden una o dos velas quedando al final sólo el cirio. El apagado de las velas representa el abandono y huida de los discípulos y el cirio central: “Dónde estás madre mía” (Úr-es máyr-im), lleno de congoja y desesperación.



En el transcurso de esta ceremonia se entona el himno Äisór anyár, compuesto por Nersés Shnoralí (siglo XII) que consta de 36 estrofas, una por cada letra del alfabeto armenio.

Los sones de la mística música medieval, junto a la oscuridad del templo crean un clima de honda emoción. La ceremonia llega a su punto más alto cuando se escucha el precepto de Cristo.

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